Supongo que a todos os habrá pasado alguna vez una sensación parecida a esta:
- te pones las zapatillas, compruebas el pulsómetro, miras si llevas todo (mallas si hace frio) y sales a la calle, a correr. Empiezas despacio, calentando, mirando el paisaje, viendo a la gente, comprobando que todo funciona bien. Pasan unos cuantos minutos y terminas tu calentamiento con algunos estiramientos y te dispones a empezar a correr, pero ahora de verdad. Empiezas poco a poco incrementando el ritmo hasta que llegas al ritmo que te habías marcado como objetivo para ese entrenamiento...y te das cuenta de que tus piernas "no van". Simplemente es eso, "no van". De repente ves como ese ritmo al que estás acostumbrado a ir supone demasiado esfuerzo, incluso fatiga para ti. Tus piernas no son capaces de moverse como tu mente quiere que se muevan, ves como llevas la respiración demasiado fuerte, tus pulsaciones son muy altas... Es más, no te ves ni siquiera con fuerzas de seguir corriendo.... ¿Qué pasa?, en realidad no pasa nada. Hay días en los que los biorritmos de las personas cambian, tanto para bien como para mal, y si coincide con un día de entreno...olvídate, es mejor dejarlo y dedicarte a otra cosa. Mañana será otro día...no pasa nada, pasa hasta en las mejores familias :)
Hoy me ha pasado a mi eso :)
2 comentarios:
Brindo por ese consejo, pero una duda que son dos o por lo menos dos. No lo tengo claro. Encantado de leerte. Un saludo.
Hola Grimo Runner. No sé a qué te refieres, ¿puedes explicarlo mejor?. Gracias por tus comentarios.
Un saludo
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