Este es el título de una película de los años 60 (que podéis buscar en google) que hablaba de un hombre que lo metían en la cárcel y una vez allí comenzó a correr, con excelente resultados, favoreciendo su posición en la cárcel.
Lo que yo quiero contar hoy es la sensación que mis amigos dicen que tengo que sentir cuando salgo a correr durante hora y media: aburrimiento. La verdad es que algo de razón llevan, pero no la expresan bien, no es aburrimiento, es soledad, tranquilidad, resposo...pero aburrimiento no, ni mucho menos.
Hay días que haces series de velocidad, hay días que corres media hora o 50 minutos pero esos días en los que vas a estar más de una hora, que te vas a ir lejos de tu pueblo o ciudad por caminos solitarios, ahí la verdad es que la cosa cambia. Vas corriendo y te vas dando cuenta que vas dejando atrás los ruidos de la ciudad y todo se va volviendo más y más tranquilo. Pasan los minutos y ya solo oyes el ruido del viento contra tu cara y el pasar de algún coche en alguna carretera lejana. Sigues corriendo y vuelves la vista atrás y ya ni siquiera distingues ciertas zonas de tu ciudad, están muy lejos. Todo está muy silencioso, el aire se respira más limpio, huele a campo, tus pisadas sobre la tierra suenan como un estruendo al no existir más ruido que el de tus pies...y por fin llegas el momento de darse la vuelta y volver sobre tus pisadas, y es justo ahí cuando te das cuenta de lo lejos que has llegado corriendo ese día: ¡no ves el pueblo!. Corres corres y poco a poco las sensaciones que antes ibas perdiendo ahora las vas recuperando: ruidos, la imagen de la ciudad, poco a poco vas dejando de oir tus pisadas y llegas al asfalto.
Y digo yo: ¿para qué todo esto?, pues para nada, pero lo seguiré haciendo mientras el cuerpo aguante :)
1 comentarios:
Ahora además de informático, deportista y showman (y divertido, jeje) vas a estar hecho un artista en el arte de escribir ;P
Mola leer cómo expresas lo que sientes haciendo algo con lo que disfrutas :)
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